martes, 30 de junio de 2009

El año necesario: 6. REPRESENTAR




Ese mundo al que damos el nombre de verdadero, en el que creemos , y por tanto lo vivimos como nuestra auténtica realidad, es una representación.
Las artes ponen en duda que la verdad sea sólo una cuestión lógica, o, incluso, una cuestión demostrativa.



Las artes no creen que la verdad sea lo contrario de la mentira, creen más bien que la verdad pudiera ser aquello que proponemos y aceptamos porque de alguna manera nos beneficia (NIETZSCHE,1996) [1].



No nos confundamos, no estamos proponiendo un mundo de fantasía y color, sino un mundo en el que la verdad es la elección, dentro de muchas otras verdades posibles, de aquella que nos reporta mayores beneficios. Nos beneficia aceptar la muerte para no hacernos un daño innecesario, aunque podamos seguir pensando que es un estado intermedio, un paso hacia otra vida, un desaparecer momentáneo que retornará con otra forma…Cada uno que elija, por supuesto, aquella que más le convenga, no hay problema. El daño o beneficio es responsabilidad suya, que cada uno elija la verdad que considere más beneficiosa. No hay más.
Sólo recordar: mamá está equivocada y los libros mienten...








Bajo toda verdad, hay siempre una elección moral.





Cada vez que decimos que algo es verdad, estamos diciendo que eso es lo que más nos conviene (y, seguramente, creemos que no sólo a nosotros, individuos, sino también creemos que es lo que más conviene a una colectividad con la que guardamos lazos más o menos fuertes de relación social). Hay profundas convicciones y creencias que andan por debajo de todo aquello que tildamos de verdadero, como si una idea de un mundo ordenado, y deseado, estuviera en cada cosa que decimos. Al decir de algo que es verdad, estamos construyendo un mundo para el futuro que queremos que tenga un determinado orden.
Y es que la verdad, eso que hemos decidido llamar verdad, es una creación humana, una construcción dentro de la que vivimos, porque a fin de cuentas es nuestra realidad, la realidad por todos compartida, fruto del sentido común, es decir, nacida en comunidad, surgida del sentido, de lo que tiene sentido para una colectividad.


Vivimos dentro de una representación que consideramos la verdadera, a la que llamamos realidad.
Nuestra realidad verdadera es “esta ficción impulsada por el deseo” (DE AZÚA, 2002,) [2]. La realidad, eso que llamamos realidad, es una representación puesta en práctica, realizada por nuestras manos al servicio de nuestros deseos…
Y el deseo “universal”, al menos mayoritario, y contradictorio por la cantidad de respuestas opuestas que podemos encontrar, es el deseo de vivir bien. El deseo fundamental que proyecta lo que entre todos llamamos realidad es un deseo de vivir bien.

Advertencia: los que quieran vivir mal, que no sigan leyendo.

Por tanto, debajo de toda verdad que define la realidad en la que vivimos, hay siempre una elección moral, una propuesta de mundo mejor o más conveniente: UNA REPRESENTACIÓN.
Las artes son la técnica de adaptación de una determinada materia que queremos modelar, una materia siempre impredecible, siempre en disposición de ser transformada por la técnica o nuestro ingenio (seguramente son lo mismo), para que se acerque a lo que deseamos. No todo mármol responde a los deseos del escultor, no toda cuerda emite el sonido buscado por el violinista, no todo color representa el color impreso en la mente del pintor, pero todos ellos: escultor, violinista y pintor “ingeniarán” las maneras de poder sacar a esa materia lo deseado.
Las artes son lucha, una técnica de lucha para la consecución de lo deseado.

Toda elección es casi siempre un salto en el vacío, es el arte de salvar obstáculos y seguir nuestro camino definido para vivir mejor.
Para hallar soluciones en las artes, recurrimos apresuradamente al librito de Georges Perèc, La vida, instrucciones de uso (PERÈC, 1987) [3], y nos damos rápidamente cuenta de la broma: para vivir la vida no hay instrucciones claras, precisas, concretas, aplicables siempre de la misma manera como pretende cualquier ciencia que presuma de llamarse tal.

Esta tensión y conflicto constantes entre lo que hay y lo que nos gustaría que hubiera es la que construye a los seres humanos.
Seguramente, nos creamos por medio de nuestra actividad artística. No sólo somos lo que pensamos, somos, sobre todo, lo que hacemos. Nos hacemos personas por medio de un constante trabajo. La palabra castellana persona, deriva de la voz de origen etrusco phersu y de la palabra latina persona, que significan máscara de actor, personaje teatral (COROMINAS, 1998)[4] .


Ser persona es saber actuar en un escenario y defender un personaje ante un público..., vamos, que no es otra cosa que REPRESENTAR.
Un refrán latino, de origen jurídico, dice: “homo qui plures personas sustinet” (NAVARRO,1842) [5]. El hombre es aquel que puede sostener, mantener, mostrar varias máscaras, varios personajes. En el derecho romano los esclavos no eran considerados hombres porque no podían llegar a ser personas. Ser personas supone la sofisticación de poder mostrar diferentes máscaras.

El hombre se hace y se va construyendo en sus máscaras elegidas, para presentarse ante los demás de la manera que mejor le convenga en cada situación. No olvidar el origen de la palabra cosmética, mostrarse ante los demás con un determinado orden, una estructura, de la palabra griega cosmos (COROMINAS, 1998)[6].
Y una de esas máscaras es la vital, puro orden cosmético. Elige tu representación, la verdadera, vamos:



Citas:
1. NIETZSCHE, Friedrich, Humano Demasiado Humano. Un libro para espíritus libres, Akal, Madrid, 1996, primera parte.
2. DE AZÚA, Félix, Diccionario de las artes, Anagrama, Barcelona, 2002, pág. 243.
3. PERÈC, Georges, La vida, instrucciones de uso, Hachette, Madrid, 1987.
4. COROMINAS, Joan, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1998,pág. 454.
5. NAVARRO, Ruperto et al., Curso completo elemental de derecho romano que comprende la historia externa ; la historia interna o antigüedades, y las instituciones del derecho antes referido, Imprenta del Colegio de Sordomudos, Madrid, 1842 ,Tomo III. Instituciones. Biblioteca de la Universidad de Sevilla [en línea] .Disponible en World Wide Web: http://bib.us.es/guiaspormaterias/ayuda_invest/derecho/cursoCompletoElementalT3.htm
[consultado: 04/05/07]
6. COROMINAS, Joan, Ídem, pág. 175.
De las imágenes:
1-Pere Borrell del Caso, Escapando de la crítica, 1874.
2-Michelangelo Pistoletto, Anno Uno, 1981.
3-Michelangelo Pistoletto, I visitatori, 1962-1968.
4-Philippe Ramette, Sans titre, 2007.
5-Los Punsetes, Maricas, del álbum LP , Gramaciones Grabofónicas, 2008 .
6- Michael Moore, Fahrenheit 9/11, 2004.
7-Andrés Serrano, Piss Christ, 1987.
8-Ana Laura Aláez, Beauty cabinet prototype, 2003.
9-Valérie Belin, Sans titre (06010601), 2006.
10-Valérie Belin, Sans titre (06010801), 2006.